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Siempre he dicho que mi vida es muy rara, pero de un tiempo para acá, siento que no es así, que mi vida es tan normal como la de los demás, simplemente presto mucha atención a los detalles; me explico:
Hace un rato, durante la comida, sonaba el primer movimiento Allegro assai de la Sinfonía no. 45 en Fa sostenido "Abschiedssinfonie" de Haydn, en un movimiento poco cuidado de mi padre, cuando regresaba la salsa al centro de la mesa, se encontró con la mano de mi madre que regresaba las enfrijoladas también al centro de la mesa... ante tal encuentro, sucedió lo obvio: se derramó un poco del puré de fréjol. Ambos se quedaron pasmados por un par de segundos, mi padre con una mueca regreso su mano y volvió a tomar su tenedor. Mi madre no sabiendo en donde poner la mirada soltó el plato y se volteo hacía mi; en su mirada había la expresión de "haz algo, por lo menos pon una servilleta", acto seguido, su mirada se convirtió de forma oral en una orden.
Pero esa escena doméstica no tiene nada de raro, excepto si te fijas en los pequeños detalles: mi padre venía de hacer una rabieta mientras conducía -cosa que no es nada rara en esta ciudad y no solo en mi padre-; también se enfada estratosféricamente cada vez que hace algo mal o tira algo; mi madre -como todos a los que les toca lavar, supongo- también se enoja exageradamente cada vez que se mancha alguno de sus manteles blancos -mis padres aman el color blanco y por ello, en mi casa muchas cosas son blancas, desde la casa hasta el perro-, pero como mi padre llevaba la delantera en el orden de los enojos, mi madre en lugar de decirle algo, se volvió hacia el que nada tuvo que ver con el accidente: Yo. Mientras tanto, el momento más álgido del movimiento de Haydn sonaba en el equipo de sonido.
Otra escena extraña de mi vida sucedió hace un par de meses. Caminaba yo por una calle paralela a la Av. politécnico, de pronto, -como solía decir una exnovia mía:- "un individuo" comienza a cantar El infierno es amor de Oscar Chávez sin ningún motivo aparente, no llevaba auriculares ni se oía el radio de fondo. El individuo -vestido de negro con unos lentes oscuros-, estaba sentado en la parte más externa de un restaurant chino cuando comenzó a cantar. En ese momento estaba a unos cuatro metros enfrente de él y se detuvo -o dejé de escucharlo-, cuando me encontraba una GRAN cuadra después.
Ok, hay muchos locos en esta ciudad, ¿pero por qué esta situación es extraña?
Dentro del repertorio de Oscar Chávez, la canción mencionada es de mis favoritas y al mismo, me trae a flote recuerdos que repudio intensamente. Así que la escena tuvo un significado importante en mi contexto, pero para cualquier otra persona ni lo hubiera tomado en cuenta o lo hubiera tildado de loco... cosa que yo hice, pero aun así me pareció MUY extraño.
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Siempre he dicho que mi vida es muy rara, pero de un tiempo para acá, siento que no es así, que mi vida es tan normal como la de los demás, simplemente presto mucha atención a los detalles; me explico:
Hace un rato, durante la comida, sonaba el primer movimiento Allegro assai de la Sinfonía no. 45 en Fa sostenido "Abschiedssinfonie" de Haydn, en un movimiento poco cuidado de mi padre, cuando regresaba la salsa al centro de la mesa, se encontró con la mano de mi madre que regresaba las enfrijoladas también al centro de la mesa... ante tal encuentro, sucedió lo obvio: se derramó un poco del puré de fréjol. Ambos se quedaron pasmados por un par de segundos, mi padre con una mueca regreso su mano y volvió a tomar su tenedor. Mi madre no sabiendo en donde poner la mirada soltó el plato y se volteo hacía mi; en su mirada había la expresión de "haz algo, por lo menos pon una servilleta", acto seguido, su mirada se convirtió de forma oral en una orden.
Pero esa escena doméstica no tiene nada de raro, excepto si te fijas en los pequeños detalles: mi padre venía de hacer una rabieta mientras conducía -cosa que no es nada rara en esta ciudad y no solo en mi padre-; también se enfada estratosféricamente cada vez que hace algo mal o tira algo; mi madre -como todos a los que les toca lavar, supongo- también se enoja exageradamente cada vez que se mancha alguno de sus manteles blancos -mis padres aman el color blanco y por ello, en mi casa muchas cosas son blancas, desde la casa hasta el perro-, pero como mi padre llevaba la delantera en el orden de los enojos, mi madre en lugar de decirle algo, se volvió hacia el que nada tuvo que ver con el accidente: Yo. Mientras tanto, el momento más álgido del movimiento de Haydn sonaba en el equipo de sonido.
Otra escena extraña de mi vida sucedió hace un par de meses. Caminaba yo por una calle paralela a la Av. politécnico, de pronto, -como solía decir una exnovia mía:- "un individuo" comienza a cantar El infierno es amor de Oscar Chávez sin ningún motivo aparente, no llevaba auriculares ni se oía el radio de fondo. El individuo -vestido de negro con unos lentes oscuros-, estaba sentado en la parte más externa de un restaurant chino cuando comenzó a cantar. En ese momento estaba a unos cuatro metros enfrente de él y se detuvo -o dejé de escucharlo-, cuando me encontraba una GRAN cuadra después.
Ok, hay muchos locos en esta ciudad, ¿pero por qué esta situación es extraña?
Dentro del repertorio de Oscar Chávez, la canción mencionada es de mis favoritas y al mismo, me trae a flote recuerdos que repudio intensamente. Así que la escena tuvo un significado importante en mi contexto, pero para cualquier otra persona ni lo hubiera tomado en cuenta o lo hubiera tildado de loco... cosa que yo hice, pero aun así me pareció MUY extraño.
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